Identidad e Igualdad de género
Las relaciones humanas están muy influenciadas por el sistema sexo-género, por lo que es indispensable hacer una reflexión crítica sobre ello. A través de este juego, en las cartas de GÉNERO, el alumnado irá conociendo y debatiendo sobre estos temas.
Llamamos sexo a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres; y llamamos género a los comportamientos e ideas socioculturales atribuidas a un sexo. Así pues, cuando hablamos de sexo hablamos de la esfera biológica, mientras que cuando hablamos de género hablamos de la esfera social y psíquica. Generalmente, cada sociedad considera que hombres y mujeres, divididos como grupos, se distinguen por una serie de atributos, actitudes, conductas, elecciones, etc. que constituyen formas típicas “masculinas” y “femeninas”. Estas formas rígidas y preconcebidas de lo que las mujeres y hombres deben ser o se espera de ellos constituyen los llamados estereotipos de género (atribuyendo a los hombres, por ejemplo, el poder y la fuerza, lo más valorado; y a las mujeres, por ejemplo, la sensibilidad y delicadeza, menos valorado). A su vez, la sociedad espera que las personas se comporten en base a esos estereotipos, y representen esos papeles que llamamos roles de género y que condicionan nuestras relaciones. Este sistema desigual sitúa a las mujeres en posición de inferioridad con respecto a los hombres y alimenta la raíz más profunda de la violencia de género, que es su manifestación más extrema.
A través de las cartas, el alumnado podrá pensar cómo hacer frente a estas desigualdades, conocerá qué es feminismo, reflexionará sobre este movimiento social… ¡y lo pondrá en práctica! El feminismo (o los feminismos) defiende la libertad y la igualdad esencial (derechos, dignidad y condiciones de vida) de todos los seres humanos, independiente de su sexo. Pretende acabar con los sistemas jerárquicos y los roles sexuales dominantes en los sistemas sociales, políticos y económicos de todo el mundo. Tras muchos años de reivindicaciones feministas la mayoría de los estados democráticos han establecido la igualdad formal de derechos, pero la realidad social nos demuestra que queda un largo camino por recorrer para obtener una verdadera igualdad.